Libertad de expresión, situación efímera, mitológica y el
mejor paliativo contra las masas, una cuestión que por derecho natural es
inherente a cada individuo, pero….
Somos una sociedad que por breves instantes sabemos superar
ciertas filosofías de los entes incapaces de articular sonidos que podamos
interpretar y llamar lenguaje, entes a los que brutalmente llamamos animales. Estos
entes, independientemente de la situación en la que se encuentren mantienen una
continua renovación e implementación de lazos más allá de lo afectivo, lazos
que les permiten prosperar hasta alcanzar niveles de polución técnicamente incontrolables,
sociedades en las que todo lo que se tiene que hacer se hace, desde unirse para
procrear hasta auto consumirse para remedio, si se habla de canibalismo.
También hay sociedades entre estos entes que pareciera que
persiguen un único fin, perpetuar una situación, sea a la alza o a la baja, sea
para beneficio o destrucción, porque para ellos lo que esté pasando es ley, y
es justo así como actuamos los que osamos llamarnos bípedos inteligentes,
homosapiens.
Somos una sociedad con la continua tendencia a establecer
sectores y olvidar el resto del mundo por nuestro sector, somos una sociedad
donde “si yo y mi familia están bien, los demás no importan”, somos una
sociedad cargada de hipocresías incontables, somos una sociedad que amamos
jugar al juez y jurado en perjuicio de vidas ajenas, y deberíamos tener grados
de master y doctorado en eso, somos una sociedad donde nos causa estertor la
injusticia pero solo eso, no proponemos y tampoco intentamos nada porque
nuestra filosofía es “mientras a mí no me afecte no pasa nada”.
Sin embargo somos una sociedad de destellos individuales,
donde uno toma el valor y algunos pocos se contagian, le llamamos “libertad de expresión”,
pero aun ante esto, somos una sociedad que sabemos ser corriente aplastante de
la espontaneidad que podría generar un beneficio, y se le conoce como “represión”,
somos una sociedad que momentáneamente nos unimos en algo que llamamos “esperanza
y fe” y decidimos en conjunto mas no en general, lo que creemos que nos vendría
en mejor conveniencia, traducido al ambiente político como votar.
Somos una sociedad que nos convence la mercadotecnia, el
rumor, y el mejor escándalo, tenemos el gobierno que merecemos?,
desgraciadamente, si, y para nuestro propio perjuicio, porque también somos una
sociedad que nos gusta la podredumbre y la corrupción, somos una sociedad que
constantemente buscamos nuevas técnicas para corromper y quebrantar nuestras
propias reglas sociales, éticas, morales, y legales.
Somos una sociedad donde los políticos, evolucionaron de
simples mentirosos en proselitismo, a verdaderos artistas en función pública, y
al final nos venden la misma mentira, “mi partido lo hará mejor”, somos una
sociedad que peca de apatía y confianza en que “no pasa nada”, irónicamente somos
una sociedad que sabemos ridiculizar a los que “no intentan nada”, y los
llamamos conformistas, y aquí surge la disyuntiva histórica.
Actuar o no?, votar o no?, pensar o no?, expresarse o no?,
moverse o no?, participar o no?, ¿Por qué disyuntiva histórica?, es simple,
tiene un alto precio, la vida misma.
Históricamente tanto el gobierno como grupos antisociales,
se han encargado de reprimir lo que no les conviene, y con métodos verdaderamente
considerados como ejemplos de intimidación, cinismo, desfachatez e impunidad
total.
Somos una sociedad donde, una vez convencidos unos pocos, los
demás simplemente los seguimos, incluso logramos ver la conveniencia personal, “al
fin que…”, “al menos….”, “total pues…”, las contrapartes nos llaman “borregada”,
irónicamente también somos una sociedad que nos dejamos atraer por mentiras
fantasiosas (religión), por regalos baratos (refrigerios proselitistas),
impresionismos (promesas de soluciones imposibles a problemas que históricamente
están intactos), y somos una sociedad donde el que mejor grite más nos
convence.
Somos una sociedad que no sabemos mantener la perpetuidad en
lo que verdaderamente nos impulsaría como un ente social saludable, sabemos
criticar lo que sabemos que otros hacen mal, pero nos cauterizamos y nos
volvemos inmunes a postrer reacciones ante lo negativo, literalmente ignoramos
lo que sucede argumentando con supuesta historia de cómo eso jamás se resolverá.
Tenemos el gobierno que merecemos?, lo tendremos?, para
ambas cuestiones la respuesta es un rotundo no, somos una sociedad que solapo y
encubrió la corrupción, y peor aún, la promovimos, extirparlo ahora no
significa que no sea posible, es solo que no queremos pagar el precio, significaría
perder un sistema al que ya estamos acostumbrados y al que ya sabemos cómo
manejar, incluso sabemos cómo ignorarle.
Para tener el gobierno que nos merecemos, se necesitaría más
de un valiente que descubriera que a pesar del alto costo, México tiene como
salir adelante, cual es el costo?, eliminar de tajo toda institución publica ya
que todas están corrompidas, compradas, coludidas, y amañadas, crear prisiones
donde esos funcionarios sean confinados, enjuiciados y verdaderamente
ajusticiados, extirpar tanto partido político que navega actualmente con
bandera de honestidad, obligar al sistema a voltear a vernos, acá es donde están
no solo las propuestas, si no los ansiosos por encaminar a la sociedad a un
rumbo distinto del precipicio a donde se dirige cual ciego en una avenida
transitada.
Desde los niveles más altos la autoridad ya no está al
servicio de la sociedad que fue su creadora e impulsora histórica, la autoridad
se encuentra al servicio del mejor postor, sea dentro de nuestra nación, como
extranjero, nuestra autoridad es el reflejo de nuestra sociedad, sabemos pedir
auxilio pero también ahí sabemos cómo tergiversar y corromper y una vez
obtenido sabemos a la perfección como volvernos detractores y traidores, e
incluso atacamos a quien nos ayudó en su momento.
Eliminar todos los niveles desde la raíz es imposible?, dañaría
irreversiblemente a la nación?, seria equiparable a un golpe de estado?, nos atacaría
otra nación si nos volvemos contra nuestros parásitos que una vez creamos,
alimentamos e impulsamos?, imposible no es, el daño seria temporal, y más que
golpe de estado sería un derrocamiento democrático, podrían atacarnos otras
naciones si no actuamos con la sapiencia que alardeamos tener,
desafortunadamente solo conocemos el método violento, el que cause más miedo es
el que creemos que mejor funciona, pero no podemos, esos parásitos los mimamos
tanto que ahora nos dominan, y nos minimizan continuamente, les dimos todo para
controlarnos ante cualquier contingencia, saben más de nosotros que nosotros
mismos, y peor aún, vendieron nuestras vidas en letras y números de manera
impune a naciones extranjeras, y todo por la simple acción de “creer”.
Somos una sociedad que decidió que el matrimonio anti natura
merecía ser legal, somos una sociedad donde buscamos cada vez apresurar más el
proceso de divorcio, somos una sociedad que cada día busca como impedir la adopción,
somos una sociedad que buscamos en lo oculto satisfacer a nuestros más
perversos demonios, somos una sociedad que buscamos modificar la ley en pro de
lo que la misma ley (natural y humana) establecieron como lógico, correcto y
saludable, somos una sociedad donde aplaudimos las manifestaciones públicas de
afecto entre el mismo género pero penalizamos la demostración afectiva publica
hetero, somos una sociedad que fomentamos la vagancia, la deserción escolar
infantil, y la corrupción de lo que se supone que es nuestro futuro.
Somos una sociedad donde seguimos al que se llena de valor y
denuncia, solo hasta que el sistema opresor venga y lo calle ya sea comprándolo
o asesinándolo, y sabemos hibernar hasta que otro surja y lo alabamos más que
al anterior, somos una sociedad que fomenta todo lo que nos daña, compramos
todo lo que nos afecta, ignoramos todo lo que nos frena, distorsionamos todo lo
que primero exigimos sea correcto, tenemos lo que merecemos, iremos a donde ya
decidimos sin importarnos las consecuencias, somos una sociedad caída en la cauterización
de olvidar el futuro, basados en que ya son muchas cosas que deberían cambiar
como para intentarlo siquiera.
Somos una sociedad donde decimos “serás tú, porque yo no”,
somos una sociedad donde nos damos baños de pureza y odiamos a quien critica a
la sociedad en general como si la crítica fuera individual, somos una sociedad
donde “todos los sacos nos quedan”, somos una sociedad donde valores
elementales como la amistad y el amor, son cosas sin sentido y obsoletas, somos
una sociedad donde el lucro siempre está presente y lo resuelve todo
absolutamente, somos una sociedad donde “por uno pagan todos” lo aplicamos a
perfecta conveniencia, y además impedimos casi diabólicamente que nos incluyan
en lo que nos afecta según nuestro punto de vista, somos una sociedad donde
todo lo cubrimos con “nosotros estamos
bien y mejor”, somos una sociedad que promueve “el chivo expiatorio”, somos una
sociedad que promueve “por algo le pasa lo que le pasa”, somos una sociedad que
promueve castigar a quien sea aunque no sea culpable, somos una sociedad que
exige pagar con sangre la sangre derramada, somos una sociedad que emigra
ilegalmente y exigimos ser tratados con respeto y humanidad, pero castigamos
con tortura y muerte a los que en nuestra nación son inmigrantes ilegales,
somos una sociedad que prefiere gastar dinero en organismos y organizaciones
que al final solo absorben y envían al olvido lo que supuestamente deberían resolver.
Somos una sociedad elitista que ignora y discrimina en base
a apariencias y capacidades, y por demás decir que por edades, somos una
sociedad que exige tolerancia a cosas que si dañan a la sociedad misma desde su
núcleo, pero solapamos y defendemos lo que nos vuelve burla y chiste de mesa
ajena.
Somos la sociedad que creímos que nunca seriamos, porque estúpidamente
creímos que jamás pasaría nada, tendremos el desenlace que solo existía en
nuestra imaginación, porque creímos que de ahí no pasaría, somos la sociedad
que decidimos en la ceguera de la conveniencia, somos una sociedad que decide
que es mejor pagar una legalización para residir y trabajar en otro país, y
dejar que México se hunda en lo que el mismo creo, somos una sociedad que nos
escudamos en “no quiero que mis hijos vivan lo que yo”, y en lugar de
enseñarles el remedio les imponemos la huida, somos una sociedad que prefiere
decir “yo hago lo mejor que puedo” en lugar de crear núcleos para mejorar eso
poco que hacemos, sin embargo nos justificamos en que ya no se puede sin salir
ileso, pero olvidamos que fue así como lo fomentamos, somos una sociedad donde
uno que diga lo que está mal simplemente está loco e idiota, le expulsamos del círculo
más cercano y preferimos alejarnos de ese loco retrasado que se atrevió a decir
que algo estaba mal.
Somos una sociedad que ahora grita al extranjero “ven y resuélveme
esto porque aunque yo lo propicie ya no
tengo como resolverlo”, y encima de todo somos una sociedad que sabemos
enojarnos porque “nadie viene a ayudarnos”, y si alguien lo intenta lo llamamos
invasor, y si alguien solicita ayuda extranjera le llamamos traidor y vendedor
de la patria, entonces… de que, porque y para que nos quejamos?