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Casi se terminaba el 1993 cuando un político con un ímpetu que
solo existía en la mitología mexicana salió a las calles a aglomerar a las
masas y a decirles no lo que todo político decía siempre, si no a decirles que
si lo apoyaban el impulsaría el cambio, su férrea determinación de cambiar las
cosas le valió una euforia social inusitada, los vuelcos multitudinarios eran
increíbles, ese hombre más que político era un artista amado por la sociedad
hambrienta de un respiro ante un gobierno que presionaba brutalmente y que
apisonaba sin miramiento alguno todo lo que fuera contrario a su ideología.
Ese hombre se llamó Luis Donaldo Colosio
Murrieta, y tristemente fue tal su convicción que no solo convenció a propios y
extraños, si no que aun a sus detractores, los discursos redactados por su
entonces secretario de campaña Ernesto Zedillo Ponce de León, tenían un poder no
de atraer, si no de acaparar, envolver y garantizar lo que fuera necesario para
su avanzar en la carrera por la presidencia, y la eficacia de su cuerpo de
campaña era tal, que solo hubo una forma de pararlo, lo asesinaron, y en las
prisas por calmar el cólera desatado, y además por aprovechar el
"renacer" de un partido que se acercaba a 70 años en el poder, se
mantuvo su estoico con el más obvio, Ernesto Zedillo, y retuvieron el poder un
sexenio más.
EL resto es historia conocida, luego de
ganar más por lástima que por otras cosas, las palabras de Zedillo expresadas
por Colosio sufrieron un borrón total, y el PRI continúo carcomiendo a la
nación un sexenio más, y después vino el supuesto "verdadero cambio"
con el PAN, pero ese no es el punto de esta disertación.
Las cámaras de diputados y senadores se
convirtieron, por presión social, en jueces y verdugos aunque simbólicos, pues
seguían siendo mercenarios dispuestos al mejor postor, el último presidente
priista vivió tal suceso de manera estrepitosa, cuando los curules dejaron de
ser ocupados por elementos del partido en el poder, al menos en su mayoría, y
el PRI pudo vislumbrar lo que venía, o sea su destitución del poder, y así fue,
sin embargo este suceso lo vivió también el PAN, cuando en su segundo sexenio
en el poder a Felipe Calderón, se le llenaron ambas cámaras de miembros no solo
de su oposición si no de fracciones emergentes en alianza con el partido
opositor en ese momento.
No se puede decir o medir una eficacia de
tales episodios, pues aunque en esas sedes se decide entre muchas cosas, el
actuar del jefe de la nación, la cosa resulto un chiste, pues a Zedillo lo
enclaustran en actividades de mera representación internacional, y a Felipe le
bloquean cualquier actividad internacional que requiriera de su presencia, no
paso a mayores, por más que los medios, bajo autorización previa, así lo
aseguraran.
Hace pocos días, Venezuela vive un
episodio muy similar, y por demás necesario e histórico, donde Nicolás Maduro,
pierde más del 50% de cómplices en los curules de la asamblea, ante una oposición
que tiene en sus manos facultarle o impedirle actuar en muchos rubros de la
política venezolana.
Venezuela es al día de hoy un país que se deterioró
a una velocidad estrepitosamente acelerada, y desde cualquier enfoque exterior,
se sabe que su propio gobierno fue el causante de tal retroceso, pareciendo que
imitaban a México, siguiendo nuestros burdos ejemplos, pero en un proceso tan
desmedido que causo un estertor internacional.
No se sabe que sucederá con Venezuela, ni
con Nicolás Maduro, pero tengo la esperanza de que dejen de tomar nuestro
precario ejemplo, y que ellos si sepan y si tomen el valor (no las armas) y
pongan a su jefe de estado en la posición y lugar y rango que merece, que lo
lleven a justicia y le hagan pagar, pero sobre todo, que políticos y sociedad
logren levantar de las cenizas un país que es bello, y rico en tradición y
folklor, porque eso es algo que México jamás logró, y al paso que vamos jamás
logrará.
Fuimos su espejo, pero en realidad somos
un espejismo como nación, México al día de hoy, carece de todo, somos una
nación decadente, moribunda, nauseabunda, podrida cual zombie, y
desgraciadamente somos el mejor ejemplo de cómo NO se debe gobernar, de cómo NO
se deben mezclar drogas y sociedad, de cómo NO deben interactuar narcotráfico y
política, por favor hermanos venezolanos, miren detenidamente y aprendan,
aprovechen su oportunidad de resurgir y de salir adelante, quizás así y solo
así, nosotros como país miremos hacia ustedes y tomemos ese valor que no
conocemos.
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